LEONARDO RIVADENEIRA
Una ciudad
como Guayaquil con dos millones y medio de habitantes va perdiendo la contienda
en el intento de incrementar la difusión del arte, especialmente en la rama del
arte visual.
Ese descendimiento
probablemente ¿tendrá que ver con el poco interés por la lectura en las últimas
décadas o las autoridades burocráticas encargadas de coordinar las exposiciones
están apuntando a otro ángulo?
En las
últimas décadas hay vestigios que permite aseverar a los científicos que el
hombre intervino en el arte hace 70.000 años. La lectura tiene influencia
porque alimenta el conocimiento en todas las ramas, el ámbito del arte aparece
desde los estudios arqueológicos que dan cuenta que las mujeres participaron en
la ejecución de las pinturas rupestres, hace 20.000 años.
Toda esa
riqueza histórica no ha sido difundida a nivel de la gran sociedad ecuatoriana,
tomando en cuenta que así como en Europa y África se encontraron restos que no enseña la historia del arte en el país también tenemos historia ancestral, por ello aparecen
Tábara. Maldonado, Villacís, nutriéndose de Valdivia, Guangala y más
El estancamiento
no es de los artistas, inclusive sorprende como a pesar del escaso mercado en
venta, ellos continúan creando en los diferentes estilos, otros más jóvenes siguen
investigando y plasmando en lo conceptual.
Ha fallado
las políticas gubernamentales en las última 5 décadas, los directores de museos
probablemente convertido en burócratas o escasos de conocimiento solo autorizan
exposiciones por amistades o palancas de autoridades que ni siquiera conocen la
trayectoria de los artistas, pero ignorantemente lo marginan. Otros directores
se han aferrado en el arte conceptual, pensando que eso es contemporáneo.
Hemos
llegado al fondo del desinterés por el arte cuando más burocracia existe,
aunque probablemente los directores de los museos desearían que más personas participen en
sus instalaciones.
En estas 5
décadas los ministros de educación no entendieron que el arte hay que
observarlos, sentirlo y cómo lograrlo, preparando al público desde la infancia,
hemos perdido el tiempo, son pocos los seres humanos jóvenes que advierten lo
valioso que es el arte, generando y complicando el buen vivir de los artistas, limitándolos
a seguir creando a pesar que su obra no tiene demanda en el nicho pequeño del
arte.
