¿El artista tiene futuro en nuestro país?

 


LEONARDO RIVADENEIRA

Vivimos en la tercera década del siglo XXI donde la informática y la tecnología han avanzado aceleradamente, los mercados para el arte son mayores a los de hace dos siglos, sin embargo, lograr que un artista crezca vertiginosamente y con ello su economía y fama se estabilice no es fácil, peor en el medio ecuatoriano.

En mi libro denominado -COMPENDIO DE ARTE PARA PERIODISTAS- expresaba: es la responsabilidad social un argumento válido para que el periodista logre reducir esa falta de estímulo y sensibilidad que adolece la sociedad ecuatoriana, prueba de ello son los pocos espacios en los medios de comunicación dedicados al arte, ha decrecido en proporción a la cantidad de habitantes el interés por ir a eventos y exposiciones en relación a lo que eran las sociedades como Guayaquil hace 50 años.

Una coleccionista septuagenaria amante del arte lo confirmaba al expresar que algunas de sus obras que había coleccionado con mucho esfuerzo durante 50 años, la estaba repartiendo entre sus descendientes y le sorprendía el poco interés de ellos al recibirla, no percibía gran emoción de los obsequiados.

Esa nueva generación con interés por otras vertientes desconoce que el arte ha provocado a través de los años cambios sociales y políticos, pocos saben que el expresionismo social que practicaron en su tiempo Guayasamín, Kingman abordan temas que tienen que ver con la injustica y la opresión a tal punto que se han creado leyes para mitigarlas.

Ayn Rand, en una reflexión hecha en 1950, dijo lo siguiente: “Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por sobornos y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.”

Han pasado 75 años de aquella reflexión y sigue estando presente en sociedades de algunos países.

Hoy el país cuenta con algunas universidades donde se prepara para que se titulen muchos artistas y bien por ello. Sin embargo, muchas de esas universidades equivocan el camino para incentivar el amor al arte al dizque cumplir con las comunidades al ir al sitio y enseñarles los condimentos del arte a personas adultas, mientras descuidan que al arte crea raíces desde la niñez, las mismas universidades crean convenios institucionales con el Ministerio de Educación, pero solo con proyectos exitistas nada a largo plazo, han sido culpables del poco interés por el arte de las nuevas generaciones, a tal punto que la famosa Universidad de las Artes de Guayaquil ha decrecido en su alumnado, pero ellos no se percatan de la realidad por vivir en un proceso de llenar papeles para justificar su presupuesto millonario.

La realidad es el presente decrece los eventos de arte mientras crece una población desprovista de educación y apreciación del arte en términos básicos, no hablamos de crítica de arte sofisticada.

Es admirable la actitud de ciertos críticos especializados que mantienen a pesar de estas realidades y el poco ingreso económico ese esfuerzo por ilustrar a la sociedad con la fe que algún día tendrá un repunte que cambiará la forma de apreciar el arte, hoy tratada como algo banal.

 

 

 

Click en Me Gusta si te agrada este artículo

ShareThis