¿Qué ha ganado la provincia de Santa Elena?


Una realidad lacerante de pobreza que se mantiene en la provincia de Santa Elena fue lo que provocó en la ciudadanía local, el deseo de respaldar a los líderes políticos para que Santa Elena se convierta en provincia.

Nos acercamos al noveno año de aquella gesta y el objetivo de los peninsulares no se cumple, la pobreza y el desempleo se mantiene, agravado ahora por la situación financiera nacional, que ha mermado las arcas municipales y prefectura, también las juntas parroquiales de esta provincia

Así a la población santaelenense se le hace más difícil que las obras para su sector se concreten, y tendrán que seguir esperando como lo han hecho siempre. Probablemente la población santaelenense es la más paciente del país, añadido a ello su capacidad estoica de resistir por décadas esta realidad de estar relegando a las nuevas generaciones que deriva en afectación a la seguridad ciudadana que hasta hace pocos años especialmente en el cantón Santa Elena no se veía, hoy ningún cantón se escapa de aquello.

Da la impresión que la vanidad y la sabiduría de unos cuantos administradores políticos no les permite unirse con otros actores políticos, comerciales, turísticos, educativos y más. Es lamentable esta realidad, tampoco es equitativo  que empresarios privados soliciten apoyo a las instituciones públicas a cambio de nada, un ejemplo el sector turístico, hay quejas de los visitantes por el excesivo costo en los precios de habitaciones en los hoteles, restaurantes, cuando en otros lugares por la misma calidad, los precios son menores. Si no se cede, los afectados serán como siempre los más pobres.
Es lamentable por ejemplo que ciertas autoridades de instituciones públicas y privadas no apoyen siquiera la publicación de libros sobre las riquezas y virtudes nuestras, en un accionar que parece de líderes primarios

Sorprende que una provincia de apenas 300 mil habitantes se mantenga en esta situación, es preocupante que los administradores políticos no se hayan puesto de acuerdo para lograr un plan de desarrollo a mediano plazo, así, tendremos que opinar el próximo año que se ha desperdiciado una década, sin beneficio para la mayoría y beneficio para unos pocos.


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